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La celebración de los XV años es un evento social muy propio de América Latina, especialmente en México, donde se le ha impulsado no sólo como fiesta de tipo social, pues la realidad religiosa va tomando arraigo cada día más. La celebración de los XV años es una acción de gracias al Señor por el don de la vida, donde la gran mayoría de creyentes tira la casa por la ventana al celebrar tan importante evento: se hacen gastos inimaginables en el salón, en los objetos que se le regalan a la quinceañera, en el arreglo floral del salón y la iglesia, en el servicio de fotografía, el banquete. En cada región de la República Mexicana varía, pero como se suele decir en un lenguaje coloquial: "se prepara un fiestón para agasajar a la homenajeada y es para celebrar su paso de niña a mujer". El evento de los quince años está cargado de muchos simbolismos sociales y emocionales. Generalmente los católicos, aun los más pobres, no entienden este evento sin la acción de gracias; es decir, como se dice comúnmente, piden "su Misa de quince años", aunque ciertamente más de alguna vez dejan la Eucaristía al último; se aparta todo con tiempo menos la Misa. Esta es la propuesta basada en la lectura de la realidad que está presenta los quince años que cada día más es una demanda no solo celebrativa sino además catequética y pastoral.
